La adolescencia: una etapa de muchos cambios

La adolescencia: una etapa de muchos cambios

La adolescencia, ¿más que un cambio de etapa?

Cronológicamente la adolescencia se comprende desde cuando los individuos entran en la pubertad, aproximadamente a los doce años y se extiende hasta cerca de los veinte años de edad. Es una etapa, periodo o estado que se presenta con características bien definidas en el gradual desarrollo del hombre, aparece como un salto importante entre la infancia y la adultez. Es un periodo de marcados cambios, tanto fisiológicos como cognitivos, sociales y emocionales. El desarrollo de facultades cognoscitivas del adolescente le permiten constituir un sistema de pensamiento que incluye la responsabilidad ante los demás, la internalización de valores y normas y un incipiente sentido de sí mismo. A esta edad se encuentra más preocupado por la opinión de sus iguales o de la sociedad que por lo que opinan sus padres.

El mundo adolescente

Los adolescentes ven, piensan y hablan de manera diferente a los niños pequeños. Su velocidad en el procesamiento de la información va en aumento, no de una manera tan espectacular como en la tercera infancia, aunque es posible que su pensamiento siga siendo inmaduro en algunos sentidos, muchos adolescentes tienen la capacidad de razonamiento abstracto y sofisticados juicios morales, así mismo pueden plantear de manera más realista el futuro [5].

Es normal que los adolescentes empiecen a teorizar y preocuparse por principios éticos, morales, filosóficos, sociales y políticos. La intelectualización está favorecida, los adolescentes entran en lo que Piaget considera como el más alto nivel del desarrollo cognitivo, cuando desarrollan la capacidad de pensamiento abstracto el cual ocurre aproximadamente a los 11 años, que proporciona una manera nueva y mas flexible de manipular la información. Adquiere el pensamiento hipotético-deductivo o formal. A partir de aquí ya pueden ser científicos a todos los niveles (la capacitación para adquirir los conocimientos de las operaciones y las relaciones de las leyes de la física, matemáticas y acceso al mundo de la filosofía, las artes, etc.) [2].

La función del cerebro -y de la inteligencia, que es su más elaborada creación- es dirigir el comportamiento del organismo para resolver los problemas que afectan a su supervivencia y a su bienestar. El ser humano se enfrenta a esta tarea provisto de dos estupendos sistemas de control de todo el cuerpo: el sistema nervioso, cuya piedra central es el cerebro, y el sistema endocrino, que se encarga de producir unas sustancias químicas llamadas ¨hormonas¨, palabra que significa mensajeros, mediante las que dar órdenes al organismo. El sistema nervioso tiene todo bajo control mediante impulsos nerviosos; el sistema endocrino lo hace mediante mensajes hormonales.

Hormonas y adolescencia

Hay hormonas muy famosas: la testoterona, la progesterona, la oxitocina, la vasopresina, la hormona del crecimiento, por ejemplo. Como era de esperar, estos dos grandes sistemas están conectados: las hormonas influyen en el cerebro y el cerebro regula la producción de hormonas. Las hormonas influyen en la conducta y la conducta influye en las hormonas [4] La hipófisis, mitad tejido nervioso mitad glándula endocrina, lo que sirve como imagen perfecta de la unidad de ambos sistemas. El sistema endocrino está muy relacionado con el mundo de los deseos y de las motivaciones, por lo que es un factor influyente en nuestro cerebro y en nuestra conducta. 

Cambios en la adolescencia

  • Cambios hormonales. En la niña se eleva los estrógenos y en el niño los andrógenos. En concreto dichos procesos hacen desarrollar los caracteres sexuales secundarios. Son propios de la pubertad y ésta solo representa el inicio de la adolescencia.
  • Cambios corporales. Hace referencia a la modificación acerca de la propia ¨imagen corporal¨. Desde la imagen corporal, obenida a lo largo de toda la primera y segunda infancia, debe adquirirse una nueva que puede oscilar entre el mayor nivel de agrado y aceptación al mayor de los rechazos.
  • Cambios psíquicos. No es extraño que la percepción del mundo y las vivencias se vean influenciadas. Además, aparecen una serie de cambios de singular importancia.
  • El ideal del yo. Cumple una misión clave para poder entender estos cambios. Ideal del yo que se va construyendo sobre cimentaciones imaginarias y un tanto míticas. En concreto, un ideal teórico, inalcanzable y bellamente utópico, en ocasiones es duro y dramático.
  • Reactualización de conflictos aparentemente superados. La reactualización del conflicto epídico es el punto más relevante de la conflictiva psíquica. La identidad sexual y el deseo sexual cumplen un papel determinante en estas fases del desarrollo.
  • La identidad personal. Es la base de la subjetividad, en la diferencia y en el contraste se va adquiriendo y consolidando la identidad.
  • Cambios sociales. El más relevante es el que va desde la dependencia a la autonomia, tanto en la toma de decisiones como en las relaciones sociales, aparece la elección de modas, de pertenencia a grupos, la explosión de la identidad sexual y de la sexualidad en su conjunto. Hay que considerar como clave las capacidades personales y sociales de los propios adolescentes.

Actividad física y cognición

Dentro del marco de la neuropsicología, se han realizado investigaciones que evidencian los beneficios de la actividad física a nivel neurológico. El entrenamiento cognitivo y motor que implica el deporte conlleva modificaciones selectivas y transitorias en la sustancia gris y en la sustancia blanca tanto en jovenes como en adultos (Draganski, Gaser, Kempermann, Kuhn, Winkler, Buchel y May, 2006; Driemeyer, Boyke, Gaser, Büchel y Haggi, 2009). En concreto, la intensidad y frecuencia de la práctica deportiva constituyen factores importantes en la determinación de las modificaciones anatómicas del cerebro.

En esta misma línea, se ha demostrado que la actividad física produce la liberación de endorfinas , serotoninas, dopamina y noradrenalina. Las endorfinas, especialmente actúan sobre el cerebro, proporcionando disminución de los niveles de ansiedad, depresión y estrés, dando lugar a una sensación de bienestar (Salvador, Suay, Martínez, González, Rodríguez y Gilabert, 1995). Esto contribuye a la aparición de mejorías en determinadas psicopatologías relacionadas con dichos síntomas, constituyendo un factor neuroprotector. [3]

Componente cognitivo-conductual

En el componente cognitivo-conductual dónde se ha llevado a cabo la mayor parte de las investigaciones, coinciden en muchas de ellas que la insatisfacción corporal se relaciona con un autoconcepto más pobre. Una investigación realizada por Juan-Gregorio Fernández-Bustos, Irene González-Martí, Onofre Contreras, Ricardo Cuevas, 2015) se comprobó que una mayor insatisfacción también se asoció, aunque en menor medida, con peores percepciones de condición física, fuerza y habilidad deportiva. En la etapa adolescente es especialmente importante el autoconcepto físico pues influye de manera decisiva en la formación del autoconcepto general, de ahí la gran correlación entre autoconcepto físico y general y la importancia de la imagen corporal en esta etapa. La actividad física tiene una influencia clara en el autoconcepto físico. [1] 

En el componente cognitivo-conductual dónde se ha llevado a cabo la mayor parte de las investigaciones, coinciden en muchas de ellas que la insatisfacción corporal se relaciona con un autoconcepto más pobre. Una investigación realizada por Juan-Gregorio Fernández-Bustos, Irene González-Martí, Onofre Contreras, Ricardo Cuevas, 2015) se comprobó que una mayor insatisfacción también se asoció, aunque en menor medida, con peores percepciones de condición física, fuerza y habilidad deportiva. En la etapa adolescente es especialmente importante el autoconcepto físico pues influye de manera decisiva en la formación del autoconcepto general, de ahí la gran correlación entre autoconcepto físico y general y la importancia de la imagen corporal en esta etapa. La actividad física tiene una influencia clara en el autoconcepto físico. [1] 

Referencias bibliográficas

  1. Fernandez-Bustos, J.G., Gonzalez-Martí, I., Contreras, O., Cuevas, R. 2015. Relación entre imagen corporal y autoconcepto físico en mujeres adolescentes. Revista latinoamericana de psicología. Vol. 47, pag 25-33
  2. Guadarrama-Guadarrama, J.C., Hernández-Navor. C, Veytia-lópez, M. 2018. ¨Cómo me percibo y cómo me gustaría ser¨: un estudio sobre la imagen corporal de los adolescentes mexicanos¨. Revista de psicología clínica con niños y adolescentes. Vol. 5. n 1, pp37-43.
  3. Ibañez, A. 2016. Actividad física, endorfinas y desarrollo cognitivo, una fórmula adecuada para la adolescencia.
  4. Marina, J.A. El cerebro infantil: la gran oportunidad. Biblioteca up. Ariel. 2011.
  5. Moreno Rincon, D.M. 2014. Desarrollo cognitivo en la adolescencia, Prezi.

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