La Disfagia en la Enfermedad de Parkinson

Introducción

La enfermedad de Parkinson (EP) se trata de una enfermedad neurodegenerativa que se caracteriza por la muerte de neuronas dopaminérgicas de la vía nigroestriada. [1] Se manifiesta de forma diferente en cada persona tanto en la sintomatología como en los años de evolución y responde de forma diferente al tratamiento neurorehabilitador. A simple vista, podemos ver que a una persona con Parkinson le caracteriza el temblor, la rigidez, la lentitud en la iniciación de los movimientos, inestabilidad, etc. Sin embargo, hay otras capacidades que se pueden ver afectadas y que en muchas ocasiones pasan desapercibidas tanto por el paciente como por los familiares y frecuentemente son infradiagnosticadas por los profesionales.

Una de las alteraciones que aparece, en estadios precoces o avanzados, y que puede acarrear graves problemas de salud es la disfagia. Esta dificultad se ve aumentada conforme la enfermedad va avanzando provocando falta de nutrición y alteraciones en la seguridad de la deglución (penetraciones y aspiraciones del alimento en las vías respiratorias) aumentando el riesgo de neumonías pos aspiración e infecciones respiratorias. [3]  

Síntomatología en pacientes con Enfermedad de Parkinson

Cuando hablamos de disfagia nos referimos a la dificultar para tragar. El paciente con EP puede mostrar dificultades a la hora de formar el bolo alimenticio en la boca y/o de desplazar el alimento desde la boca al estómago. Sin embargo, en ocasiones los pacientes no son conscientes de esta dificultad, siendo una complicación de aparición tardía. La sintomatología que pueden presentar los pacientes con EP es la siguiente:

  • Retraso en la fase oral preparatoria del bolo, ya que los movimientos de la lengua están sustancialmente reducidos y el control del bolo es deficiente [1]. Es muy frecuente la caída del alimento de la boca debido a la debilidad muscular orofacial.
  • Retraso en el reflejo deglutorio debido a la falta de propulsión lingual.
  • Sialorrea, a casusa de la medicación y de la disminución del número de degluciones.
  • Existe un aumento del tiempo de tránsito oral y del tránsito faríngeo provocando que el paciente necesite mucho tiempo para comer.
  • Disminución del ascenso laríngeo, provocando una alteración en la seguridad del paciente.
  • El retardo de la peristalsis faríngea junto con las complicaciones en la fase oral provocan la acumulación de restos en vallécula y restos piriformes, con la posterior aspiración e inhalación [2]
  • Relajación incompleta del esfínter esofágico superior con una reducción de su apertura, lo que afecta grandemente a la fase faríngea.

Evaluación y diagnóstico

Como ya se ha comentado anteriormente, en la mitad de los pacientes la disfagia puede ser asintomática por ello es de vital importancia realizar una correcta evaluación y observación de los síntomas para poder establecer un buen diagnóstico e intervenir de forma directa. Por otro lado, en los casos en el que el paciente no es consciente del problema, es de gran utilidad la realización de un cuestionario específico, “Dysphapark” donde se valora la eficacia y la seguridad en la deglución. Una vez el paciente se ha autoadministrado el cuestionario, se pude comparar los resultados con la evidencia clínica y con las dificultades observadas por el terapeuta durante la deglución, así podremos ver el grado de consciencia que presenta el paciente sobre el problema.

Trastorno de la deglución

Para realizar una evaluación completa del trastorno de la deglución es necesaria la exploración mediante videofluoroscopia, esto consiste en una exploración radiológica: el paciente ingesta diferentes bolos de alimentos, en los que varía la consistencia y el volumen, al tiempo que se registra en vídeo todo el proceso deglutorio con el uso de una máquina de rayos conectada a un sistema de grabación. De esta forma podemos saber si cierto tipo de bolos son seguros para el paciente o no y qué fase de la deglución se está viendo afectada [4]

Es  de vital importancia observar de qué forma se alimenta el paciente dentro de su entorno, que dificultades presenta y en qué momento. Debemos estar alerta a diferentes signos que nos puede indicar que algo no va bien como por ejemplo: múltiples degluciones, carraspeo, tos, regurgitación nasal, aumento en el tiempo de ingesta, bajada significativa de la saturación, fatiga justo después de comer, picos de fiebre sin motivo aparente, etc.

Una vez realizada una evaluación exhaustiva se puede establecer unos objetivos consensuados tanto con el paciente como con el familiar, se realizarán las adaptaciones correspondientes en la dieta y se comunicará tanto al paciente como al familiar pautas específicas para asegurarnos que el paciente se esté nutriendo sin alteraciones en la seguridad. 

Conclusiones

El hecho de que algunos de los problemas de disfagia en la EP sean a menudo asintomáticos, junto con la falta de consciencia en cuanto a las consecuencias graves de estos problemas, muestra que la exploración clínica e instrumental de la disfagia es esencial en la práctica clínica.

En la actualidad, existe un alto porcentaje generalizado de desconocimiento por parte de los pacientes y familiares en cuanto a los problemas de deglución así como de las medidas posibles terapéuticas que pueden tomarse. Desde un punto de vista terapéutico se aconseja medidas no farmacológicas como la rehabilitación neurologopédica para la detección precoz y la prevención de aspiración en el caso de disfagias severas.

La ausencia de modelos experimentales válidos para la mayoría de estas manifestaciones, también es una limitante en el desarrollo de tratamientos adecuados y debería asumirse como un desafío para la futura investigación en EP. [2]

Referencias bibliográficas

  1. Canales, V. M., & Clavería, C. J. U. (2008). Manifestaciones no motoras en la enfermedad de Parkinson.Revista Médicas UIS, 21(1)
  2. Benaiges, I. C., & Farret, C. A. (2007). Papel de la logopedia en el tratamiento de la disartria y la disfagia en la enfermedad de Parkinson.Neurología: Publicación oficial de la Sociedad Española de Neurología, 3(7), 30-33.
  3. Correa-Flores, M., Arch-Tirado, E., Villeda-Miranda, A., Rocha-Cacho, K. E., Verduzco-Mendoza, A., & Hernández-López, X. (2012). Análisis de la disfagia orofaríngea por medio de la evaluación fibroendoscópica de la deglución en pacientes con enfermedad de Parkinson.Cirugía y Cirujanos, 80(1), 31-37.
  4. Hospitales Nisa. (2013). Valoración de la disfagia mediante videofluoroscopia. 30 enero 2017, de Hospitales Nisa, centro de Neurorehabilitación.
  5. Bayés-Rusiñol, À., Forjaz, M. J., Ayala, A., Crespo, M., Prats, A., Valles, E., … & Garolera-Freixa, M. (2011). Consciencia de disfagia en la enfermedad de Parkinson.Rev Neurol, 53(11), 664-672.

6 comentarios de “La Disfagia en la Enfermedad de Parkinson

  1. Karina Taveras dice:

    Excelente artículo!!
    Mi papá ha sido diasnosticado con EP y Alzheimer. Y esta presentando este problema, Tose y se ahoga con la comida. Que nos recomienda??? Dieta blanda? Hay algún ejercicio?

    • Virginia dice:

      Buenas tardes Karina, en este caso os recomiendo acudir a un logopeda especializado. El terapeuta os informará de los alimentos que son más peligrosos para su padre, además sería conveniente comenzar con un tratamiento especializado e intentar frenar estas dificultades en la deglución.

      Un saludo.

  2. Marta dice:

    Madre de una amiga padece el mal del parkinson plus
    Se alimenta por una sonda de gastrotomia.
    Ahora último resultó con tos flema .
    Ella mantiene la boca cerrada al tocer difícil que lo habrá y en las noches de 7pm con más frecuencia la tos ahogada porque no habré al tocer .
    Que se debe hacer ?
    Es parte de la enfermedad?
    Porque en la noche es más frecuente la tos?
    Espero un consejo

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