Marcos Ríos-Lago: el impacto de las Nuevas Tecnologías es evidente pero debemos ser cautos

En esta ocasión nos desplazamos hasta Madrid, dónde hemos tenido el gusto de entrevistar al neuropsicólogo Marcos Ríos-Lago. Un profesional con ideas claras y concisas acerca de la rehabilitación neuropsicólogica y el futuro de la Neuropsicología, a pesar de la edad de la disciplina.

¿Quién es Marcos Ríos-Lago?

Estudié psicología en la Universidad Complutense entre 1993 y 1998, y desde el primer curso me empezó a interesar la Neurociencia. Eso me llevó a ir eligiendo asignaturas relacionadas con ese ámbito y a ir haciendo cursos de especialización. En mi formación tuvieron especial importancia las reuniones que organizó sobre lesiones cerebrales la Fundación Mapfre desde 1994 hasta 2005, dónde tuve la gran suerte de conocer a Ángel Ruano, jefe del Servicio de Psicología del Hospital FREMAP de Majadahonda, un excelente profesional quien me abrió las puertas de su servicio para que pudiera ir allí a hacer prácticas. Él me presentó a Juan Manuel Muñoz Céspedes, la persona a la que más debo en el ámbito profesional y en algunos aspectos también fuera de él.

Todo ello hizo que, una vez terminada la carrera iniciara los estudios de doctorado y el Master de Neuropsicología de la Complutense. A partir de ahí, seguí trabajando con Juan Manuel y fueron surgiendo diferentes proyectos en los que tuve la suerte de colaborar con profesionales de los que aprender, como Juan Álvarez Linera (Hospital Ruber Internacional), Nacho Quemada (Hospital Aita Menni) y reencontrarme con amigos como José Antonio Periañez (UCM). 

Trayectoria profesional de Marcos Ríos-Lago

A continuación, con el fin de que el lector conozca algo más sobre su trabajo, le realizaré una serie de preguntas.

¿En qué está trabajando actualmente?

En realidad sigo con la actividad de siempre. Reparto el tiempo entre tres tareas fundamentales. Por un lado la actividad docente en la universidad (UNED), la actividad clínica y de gestión en la Unidad de Daño Cerebral del Hospital Beata María Ana (Red Menni de Daño Cerebral), y la actividad investigadora que se desarrolla en gran medida en el servicio de imagen del Hospital Ruber Internacional. En el ámbito de la investigación tenemos en marcha varios proyectos:

  • Psicocirugía: Está centrado en pacientes con trastorno obsesivo-compulsivo y tiene como objetivo la detección de cambios tras la intervención neuroquirúrgica, tanto en el rendimiento cognitivo, como en la actividad cerebral asociada.
  • Velocidad de procesamiento: Es una línea que lleva varios años en marcha y trata de establecer el impacto de la lentitud en el procesamiento de información en el rendimiento cognitivo de diferentes grupos clínicos. También pretende profundizar en los correlatos neuroanatómicos de esa lentitud. En el origen nos centramos especialmente en los traumatismos craneoencefálicos, pero hemos ido ampliando los grupos de estudio hacia la Esclerosis Múltiple, los individuos sanos, y recientemente en la enfermedad de Parkinson.
  • Neuromod: Se trata de un proyecto de neuromodulación no invasiva mediante estimulación magnética transcraneal, complementado con neurofeedback, dirigido a mejorar el conocimiento sobre los circuitos cerebrales alterados en la enfermedad de Parkinson.

¿Cuáles son sus futuros proyectos? o ¿qué proyectos le gustaría emprender?

Creo que en los últimos años hemos registrado una gran cantidad de datos y ahora toca analizar todos los resultados y publicarlos. Esta ha de ser una de las actividades principales a lo largo de los próximos meses. En la parte de actividad clínica, hay camino por recorrer en el ámbito de la rehabilitación neuropsicológica. Es necesario detectar cuáles de nuestras herramientas son más efectivas en el proceso rehabilitador y en qué momento aplicarlas.

¿En qué se diferencia respecto a otros profesionales?

Esta es difícil de contestar. Supongo que cada persona tiene diferentes capacidades y dificultades. Lo ideal es poder trabajar con gente que, siendo muy distinta, es complementaria. Yo tengo la suerte de tener cerca a personas con las que me encanta trabajar. 

Algunos apuntes de Neuropsicología

Como neuropsicóloga son bastantes las cuestiones que me gustaría plantearle. No obstante, debido a la escasez de tiempo, le plantearé algunas preguntas que a mi parecer podrían ser interesantes para el lector.

¿Cómo definiría la rehabilitación neuropsicológica?

Me gusta el punto de vista de Barbara Wilson cuando señala que la rehabilitación es toda estrategia de intervención o técnica que tenga como objetivo permitir a los pacientes y sus familias manejar, sobrellevar y reducir los déficit cognitivos que se producen tras una lesión cerebral. Esta definición incorpora a las familias, que son absolutamente imprescindibles para optimizar los resultados de la rehabilitación. Y también va más allá de la mera estimulación de los procesos cognitivos, algo a todas luces insuficiente para que la rehabilitación tenga un impacto en la vida cotidiana, que es de lo que se trata. Es necesario enseñar al paciente y sus familias a manejarse en la nueva situación que les ha tocado vivir. Y me gusta ser optimista, siempre hay cosas que se pueden hacer. Quizá no las que el paciente y su familia desearían en primer lugar (la plena recuperación), pero creo que siempre hay posibilidades de establecer objetivos y trabajar para alcanzarlos.

¿Qué elementos debería incluir el proceso de rehabilitación neuropsicológica?

En la mayoría de las ocasiones será necesario un equipo multidisciplinar (mejor transdisciplinar) que ponga el foco en las dificultades del paciente en el día a día y trabaje junto a él para alcanzar los objetivos que se vayan estableciendo. Este equipo debe estar bien formado, y eso conlleva el estudio constante de los avances que se van produciendo en la investigación en este área. Esto implica también que se tenga un adecuado conocimiento de aspectos teóricos, tanto de los procesos cognitivos, como de la enfermedad con la que estamos trabajando (mecanismos de alteración, perfiles de recuperación, etc.). Todo ello nos ayudará a tomar las mejores decisiones en cada momento: tiempos de rehabilitación, terapia intensiva o distribuida, reentrenamiento o compensación, frecuencia de sesiones, etc.

Hay que usar todo nuestro conocimiento junto con la información que tenemos de cada paciente y su entorno. Es importante establecer un orden de prioridades al fijar los objetivos, y elegir en primer lugar aquellos que garanticen la seguridad del paciente y su entorno, y a continuación, los que puedan suponer un mayor cambio en la vida diaria del paciente. No debemos olvidar que lo deseable es consensuar los objetivos con el paciente, su entorno y el resto de profesionales con los que trabajamos. De un modo más específico, el neuropsicólogo debe utilizar aquellas herramientas que forman parte de su formación básica como psicólogos. Siempre escuché a Juan Manuel Muñoz Céspedes decir que “antes de ser neuropsicólogos, somos psicólogos”. No tenemos tantas herramientas, así que no estamos en disposición de desechar lo que tenemos a nuestra disposición. Además, todo lo específico de la neuropsicología. Y, desde luego, creatividad, flexibilidad y una motivación incansable.

¿Cuáles son o debería ser los principios de la rehabilitación neuropsicológica?

Pues de nuevo debo citar a quienes más saben del tema. George Prigatano publicó en 2001 sus trece principios de rehabilitación. No me extenderé en este punto, pero recoge aspectos tan importantes como escuchar la experiencia subjetiva del paciente, reducir su confusión y frustraciones, trabajar los procesos cognitivos, incorporar las relaciones interpersonales, enseñar al paciente a observar su propio comportamiento, considerar sus emociones, e incluso cuidar al terapeuta. Más allá de estas ideas, debemos considerar siempre las posibilidades de restauración de la función y valorar la necesidad de compensaciones.

Creo que a día de hoy se hace mucho énfasis en la restauración y, lamentablemente, sus efectos son menos de los que nos gustaría (al menos en el daño cerebral adquirido). No está muy claro el impacto que tiene en la actividad cotidiana de los pacientes. Por el contrario, la literatura es bastante clara al señalar que las compensaciones son de gran utilidad y ayudan al paciente a ganar independencia y funcionalidad. Sin embargo creo que están infrautilizadas. Sería estupendo disponer de protocolos de intervención, algo en lo que seguro iremos profundizando en el futuro. 

El futuro de la Neuropsicología 

En la actualidad, el futuro de la Neuropsicología es uno de los temas más controvertidos. Nos gustaría conocer su opinión al respecto.

¿Cómo está afectando o afectará el desarrollo tecnológico al campo de la Neuropsicología?

Pues creo que el impacto es evidente, pero también creo que es necesario que seamos cautos. De nuevo hay que hablar de la restauración y la compensación de las funciones. Los pacientes moderados y graves no parecen que se beneficien realmente de esas intervenciones. Por un lado, la existencia de materiales de rehabilitación disponibles en formato electrónico (por ejemplo en plataformas en red para tabletas y ordenadores) deja tiempo libre a los profesionales que ya no deben elaborar todos esos materiales y pueden dedicarlo a pensar en otros aspectos de la rehabilitación más allá de la restauración de la función. Existen algunas plataformas que son excelentes y ayudan mucho en el diseño de tareas de rehabilitación. Pero, por otra parte, se corre el riesgo de que ya no se reflexiones sobre el uso de esos materiales, y se apliquen ciegamente a cualquier paciente que aparece en la consulta.

El uso del entrenamiento cerebral

El uso generalizado de programas de “entrenamiento cerebral” sin una base teórica, y en manos de profesionales no especialistas puede resultar contraproducente. Si hablamos del uso de la tecnología en la compensación de la función, creo que el uso de la tecnología es aún insuficiente. Por ejemplo, el uso de los teléfonos móviles como herramienta compensatoria no está generalizado, y se trata de una herramienta con multitud de posibilidades: alarmas geolocalizadas, agenda, aplicaciones para conductas específicas, avisadores, grabadora, etc.

La mayoría de la gente tiene teléfonos infrautilizados. Los neuropsicólogos deberíamos incorporar el uso de esta tecnología en mayor medida. Estoy seguro de que en los próximos años veremos la creación de equipos de tratamiento que incorporan, además de neuropsicólogos, médicos, terapeutas ocupacionales, fisioterapeutas y logopedas, ingenieros biomédicos, físicos, especialistas en robótica, etc. De hecho, ya existen estos equipos en el ámbito de la investigación. Es sólo cuestión de tiempo (no tanto) que los veamos trabajar juntos en el ámbito clínico.

¿Cree que en un futuro los programas informáticos podrían sustituir al neuropsicólogo?

No lo se, pero creo que, si llega a ocurrir, no es algo que vayamos a ver nosotros en el futuro inmediato. Si ocurre en los próximos años puede ser por dos razones. Por un lado (y sería fantástico) es que hemos conseguido que ese tipo de intervenciones sea efectivo y haga mejorar a los pacientes. La otra posibilidad, y no me gusta, es que hemos olvidado al paciente globalmente para centrarnos en un único aspecto, la restauración de los procesos cognitivos.

Además, hay aspectos sobre los que un programa informático, a día de hoy, no puede trabajar. Si el paciente entra en la consulta y se echa a llorar, ¿qué puede hacer un programa de estimulación cognitiva? En ese punto, sólo un terapeuta bien formado sabrá qué hacer. Como decía antes, no tenemos tantas herramientas de intervención, por lo que no podemos descartar nada de lo que tenemos a nuestra disposición. Pero a día de hoy no creo que ninguna de ellas sustituya al neuropsicólogo. Hay procedimientos que aún no está claro que funcionen, y deben mantenerse en el ámbito de la investigación. El día que se demuestre la efectividad de estas intervenciones, adelante con ellas.

¿Cree que las técnicas de neuroimagen deberían ser un complemento de la Neuropsicología?

Sinceramente, creo que sí. De hecho ya son una herramienta de gran utilidad en la realización de estudios prequirúrgicos en cirugía de tumores y cirugía de la epilepsia. La detección de “áreas elocuentes” minimiza, en muchos casos, los efectos deletéreos de una intervención de este tipo. En el campo de la rehabilitación no se están empleando, y aún falta conocimiento para que sean una herramienta más en el proceso de diagnóstico y de seguimiento de los tratamientos. Para que fuesen útiles sería necesario, en primer lugar, que fuésemos capaces de identificar regiones del cerebro imprescindibles para la recuperación del paciente. Y, a continuación, ser capaces de tener herramientas para poner en marcha esas regiones.

Quizá es mucho más factible que seamos capaces de identificar lesiones o patrones de actividad cerebral que nos permitan establecer pronósticos y ayudarnos en la toma de decisiones sobre el tratamiento más apropiado para cada paciente. Poco a poco estoy seguro de que se conseguirá. Las técnicas de neuroimagen son excelentes para responder preguntas, pero debemos hacerles las preguntas apropiadas. Hay cosas que no pueden responder. Pero bien utilizadas, pueden tener un futuro muy prometedor. 

Agradecimientos

Desde aquí me gustaría agradecer públicamente a Marcos Ríos-Lago su entrega y disponibilidad con todo el equipo de Hablemos de Neurociencia, en especial, conmigo.

Gracias por su confianza, su tiempo y esfuerzo

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