Introducción
La memoria quizás haya sido una de las funciones cognitivas más estudiadas a lo largo de la historia. Son múltiples las definiciones surgidas al respecto; sin embargo, no nos centraremos en cada una de ellas. De forma general, podemos decir que la memoria es una función básica, y a la vez, extremadamente compleja y heterogénea del ser humano, pues constituye el mecanismo a través del cual el conocimiento es codificado y almacenado, para posteriormente ser recuperado. La memoria, por tanto, no es una entidad homogénea y unitaria, y lo que llamamos memoria representa, de hecho, un número de sistemas y subsistemas que interactúan entre sí. En consecuencia, debido a su ubicuidad y heterogeneidad es difícil cualquier intento de definirla y enmarcarla en el cuadro de los demás procesos neurocognitivos [3]
Hacia una clasificación de memoria
La investigación de la memoria desde la Neurociencia Cognitiva ha revelado la existencia de múltiples sistemas. Sin embargo, esta distinción no es relativamente moderna, pues ya en 1804 Schacter sostenía que la memoria no era una función o identidad única, sino que podía descomponerse en tres formas, las cuales podían actuar independientemente una de otras: la memoria representativa, que era el recuerdo consciente de hechos y eventos; la memoria mecánica o aprendizaje de hábitos y destrezas; y la memoria sensitiva, que definía las modificaciones que los afectos tienen sobre el recuerdo [3] No obstante, a pesar de las aportaciones de este filósofo francés, quizás H.M sea el caso más famoso y que más publicaciones ha aportado a la Neuropsicología desde su aparición. En concreto, a través de este caso, se realizada la primera distinción entre memoria a corto plazo y largo plazo [2,4,6].
Tipos de memoria
A continuación, se detalla la clasificación de más utilizada en el ámbito clínico.
- Memoria a corto plazo: se refiere a un almacén provisional en el que una cantidad limitada de información se mantiene durante un corto periodo de tiempo, entre varios segundos y minutos. No obstante, autores como Baddeley y Hitch (1974), modificaron y ampliaron este concepto, rebautizándola como memoria de trabajo. Con este término se hace referencia a un sistema que no sólo permite mantener la información que no está presente en el entorno, sino que también posibilite la manipulación de la misma, interviniendo de esta forma en procesos superiores, tales como el lenguaje, el razonamiento, etc. [6].
- Memoria a largo plazo: hace referencia a la información ya consolidada, en muchas ocasiones permanente, cuya capacidad es virtualmente ilimitada. Tradicionalmente, se han distinguido dos grandes tipos dentro de este sistema: la memoria implícita y explícita [6].
¿Memoria implícita vs explícita?
- Implícita o no declarativa: hace referencia a aquella memoria a la que no se tiene acceso de forma consciente o intencional. Dentro de ésta se sitúa el aprendizaje procedimental, referente a los hábitos o destrezas motoras, el aprendizaje no asociativo como la habituación y la sensibilización, el condicionamiento clásico y el primming [6].
- Explícita o declarativa: es aquella a la que se tiene acceso de forma consciente e intencional. Dentro de este tipo podemos distinguir dos subtipos: la semántica y la episódica [6]. La memoria semántica haría referencia aquel aprendizaje sobre hechos y conocimiento general, independiente de la experiencia [6]. Mientras que, la memoria episódica, haría referencia a nuestras experiencias personales que ocurren en nuestro día a día e incluye información sobre el tiempo y lugar [6].
Procesos memorísticos
Frente a los defensores de los modelos estructurales, otros autores como Craik y Lockhart (1972) creyeron más interesante centrar sus investigaciones en el procesamiento de la información. Estos investigadores, tras numerosos estudios, determinaron que la memoria estaría compuesta por tres procesos básicos.
El primero de éstos haría referencia al proceso a través del cual se codifica la información, es decir, al momento en el cual se prepara la información para que ésta pueda ser almacenada. Posteriormente, una vez que la información ha sido codificada tendría lugar el almacenamiento, etapa caracterizada por el ordenamiento, la categorización o la simple titulación de la información.
Finalmente, tendría lugar la evocación de la información, proceso a través del cual recuperamos la información previamente almacenada. El éxito de esta recuperación dependerá de cómo ha sido almacenada y clasificada la información, de manera que si estos procesos se han realizado correctamente la información será más fácil de localizar y utilizar en el momento que se necesita [1,4].
Conclusiones
Como podemos observar, a pesar de la heterogeneidad y complejidad del sistema mnésico, las investigaciones realizadas, la mayoría de ellas en pacientes con afectaciones relacionadas con este domino cognitivo, nos han permitido definir y clasificar la memoria de forma exhaustiva, siendo quizás el dominio cognitivo en torno al cual existe mayor acuerdo y consenso. Sin embargo, autores e investigadores continúan sus investigaciones con el objetivo de vislumbrar toda la información relativa a este dominio cognitivo.
Referencias bibliográficas
- Ballesteros Jiménez, S. (1999). Memoria Humana: Investigación y teoría. Psicothema, 705-723.
- Dickerson, B. C., & Eichenbaum, H. (2010). The episodic memory system: neurocircuitry and disorders. Neuropsychopharmacology, 35(1), 86-104.
- Gómez-Pérez, E., Ostrosky-Solís, F., & Próspero-García, O. (2003). Desarrollo de la atención, la memoria y los procesos inhibitorios: relación temporal con la maduración de la estructura y función cerebral. Revista de neurología, 37(6), 561-567.
- Redolar Ripoll, D. (2014). Neurociencia Cognitiva. Madrid: Panamérica.
- Ruiz-Vargas, J. M. (1991). Psicología de la memoria. Alianza Editorial.
- Tirapu Ustárroz, J., Rios Lago, M., & Maestú Unturbe, F. (2008). Manual de Neuropsicología. Barcelona: Viguera Editores S.L.
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