¿Existe relación entre la práctica de Mindfulness y cambios cerebrales?

Introducción

En los últimos años ha aumentado el interés sobre las prácticas meditativas, tanto a nivel social, psicológico y científico. Entre las múltiples prácticas meditativas, la práctica de mindfulness parece ser la que ha recibido más atención.

Si nos paramos a pensarlo, todos nosotros hemos realizado la práctica mindfulness en más de una ocasión, aunque sea sin darnos cuenta. En las ocasiones que somos conscientes de lo que estamos haciendo, pensando o sintiendo, estamos practicando mindfulness. Pero, ¿qué es mindfulness en realidad?  

¿Qué el mindfulness?

Jon Kabat-Zinn, uno de los padres del uso clínico de mindfulness en Occidente, plantea que mindfulness es simplemente “parar y estar presente, eso es todo” [8]. Desde un punto de vista científico se puede definir como un estado en el que la persona es capaz de mantener su atención centrada en un objeto durante un periodo de tiempo teóricamente ilimitado [10].

Componentes del mindfulness

El mindfulness tendría dos componentes [1]. Uno consistiría en prestar atención a la experiencia inmediata (característica fundamental de mindfulness) reconociendo los acontecimientos corporales, sensoriales y mentales. El segundo componente consistiría en vivir las experiencias presentes con curiosidad, apertura y aceptación.

¿Cómo practicar mindfulness?

La técnica más usada, al menos al principio, consiste en centrar la atención en la respiración, y cuando la mente se aparta de ese foco atencional, se vuelve a redirigir suavemente a ésta.

¿Qué relación existe entre el mindfulness y la salud?

Un aspecto importante es que la práctica de mindfulness se ha relacionado con varios indicadores de salud, como por ejemplo menores niveles de afecto negativo y otros síntomas psicopatológicos, mayor vitalidad o un mayor equilibrio del sistema nervioso autónomo.Este hecho ha puesto de manifiesto la posible utilidad del mindfulness en el tratamiento de diferentes trastornos.

Atención, concentración y conciencia de las experiencia

Así mismo, a través de la práctica mindfulness se pueden cultivar la atención y la concentración, lo cual puede ser muy beneficioso para diferentes terapias psicológicas cognitivas.

De hecho, ya existen diferentes técnicas terapéuticas en el que las prácticas meditativas destacan, como por ejemplo, la reducción del estrés basada en mindfulness, la terapia cognitiva basada en mindfulness, la terapia de aceptación y compromiso y la terapia conductual dialéctica [11].

Otros mecanismos subyacentes a los efectos positivos del mindfulness, además del ya comentado control sobre la atención, serían una mayor conciencia de las experiencias internas y externas y una menor reactividad a las mismas, por lo que se consigue una mejor regulación emocional y una mayor flexibilidad psicológica.  

¿Qué cambios cerebrales se observa tras la práctica de mindfulness?

Dados los beneficios comentados, desde la Neurociencia se ha querido dar respuesta a la pregunta sobre qué cambios cerebrales los acompañan, tanto a nivel anatómico como funcional.

De este modo, los numerosos estudios realizados en los últimos años han coincidido en que la práctica de mindfulness se relaciona con cambios en tres estructuras básicas: la corteza cingulada anterior (ACC), la ínsula (INS) y la corteza prefrontal.

Atención

Centrémonos, en primer lugar, en la relación entre la meditación mindfulnes, la atención y la ACC. Uno de los primeros estudios que analizó dicha relación fue el realizado por Lazar y colaboradores (2000).

Al estudiar, mediante resonancia magnética funcional (fMRI), como era la actividad cerebral de meditadores de larga duración cuando centraban la atención en construir nombres de animales, los autores encontraron cambios en la activación en diferentes áreas, entre ellas la ACC [9].

Corteza prefrontal

Desde ese momento serían varios los trabajos en los que la ACC destacaría cómo área de interés en la meditación. Un ejemplo es el es trabajo de Hölzel y colaboradores (2007), en el que compararon la actividad cerebral de meditadores expertos y sujetos sanos en dos condiciones: prestar atención a la respiración y realizar operaciones aritméticas mentalmente.

Al comparar dichas condiciones, pudieron observar que durante la condición de atención a la respiración, los meditadores expertos mostraban una mayor activación en la ACC rostral y la PFC dorsomedial [7].

De este modo, podríamos pensar que a mayor nivel de entrenamiento mindfulness y por tanto, mayor entrenamiento atencional, mayor actividad en ACC.

Menor activación ACC

Sin embargo, Brefczynski – Lewis y colaboradores (2007) compararon meditadores de larga y media duración y observaron que los meditadores de larga duración exhibían una menor activación en ACC que los de media duración [2]. Así, llegados a cierto punto de experiencia, puede que el esfuerzo para prestar atención sea menor, por lo que la actividad en ACC disminuya.

Por otra parte, también se han observado cambios en la estructura de la ACC por la práctica meditativa, incluso con prácticas relativamente breves. Tras ocho semanas de práctica diaria ya se observaron cambios en diferentes estructuras entre las que se encontraba la ACC posterior [6].

Conciencia corporal e ínsula

Por lo que se refiere a la relación entre la meditación, la conciencia corporal y la ínsula, uno de los estudios más destacados es el realizado por Farb y colaboradores (2007). En éste, compararon la actividad cerebral de sujetos sin experiencia previa con sujetos que habían realizado un curso de mindfulness de ocho semanas.

Los resultados indicaron que los sujetos que habían recibido el curso mostraron un aumento de la actividad en la INS y la corteza somatosensorial secundaria [4]. Por otro lado, diversos estudios han reflejado un mayor grosor cortical [9] y mayor densidad [7] de materia gris en la ínsula en meditadores de larga duración.

Corteza prefrontal y amigdala

Si nos fijamos en la PFC, entra en juego la relación entre la meditación y la regulación de las emociones. De hecho, existen diversos estudios sobre el papel del PFC y la regulación de las emociones.

Por ejemplo, Creswell y colaboradores (2007) encontraron una reducción de la conectividad funcional entre la PFC y la amígdala en meditadores que realizaban una tarea de reconocimiento de caras, al compararlos con sujetos que no practicaban meditación [3].

Puede que este resultado se pueda relacionar con el hecho de que las personas que practican meditación mantengan cierto grado de distanciamiento de la experiencia emocional, considerando los estados emocionales como “objetos” de atención, y no como realidades.

Otros autores han obtenido resultados similares [4,7], sin embargo, Goldin y colaboradores (2010), consideraron la amígdala como centro principal de la regulación de las emociones y observaron una reducción de la dicha estructura tras un entrenamiento en reducción de la ansiedad mediante técnicas de meditación [5].  

Conclusiones

En resumen, la práctica de mindfulness, prestar atención al momento presente y sin juzgarlo, se acompaña de múltiples beneficios psicológicos y para la salud. Dichos beneficios se relacionan con cambios en la actividad y la estructura cerebral, especialmente en la corteza cingulada anterior (mejora del control atencional), la ínsula (mejora de la conciencia coorporal) y la corteza prefrontal (mejora en la regulación emocional).

Referencias bibliográficas

  1. Bishop, S. R., Lau, M., Shapiro, S., Carlson, L., Anderson, N. D., Carmody, J., Segal, Z. V.,Abbey, S., Speca, M., Velting, D., & Devins, G. (2004). Mindfulness: A Proposed Operational Definition. Clinical Psychology: Science and Practice, 11: 230-241.
  2. Brefczynski-Lewis, J.A., Lutz, A., Schaefer, H.S., Levinson, D.B., & Davidson, R.J. (2007) Neural correlates of attentional expertise in long-term meditation practitioners. Proceedings of National Academy of Science of the United States of America, 3; 104(27): 11483-8.
  3. Creswell, J.D., Way, B.M., Eisenberger, N.I., & Lieberman, M-D. (2007) Neural correlates of dispositional mindfulness during affect labeling. Psychosomatic Medicine, 69(6): 560-5
  4. Farb, N., Segal, Z. V., Mayberg, H., Bean, J., Mckeon, D., Fatima, Z. & Anderson, A. (2007) Attending to the present: mindfulness meditation reveals distinct neural modes of self-reference. Social Cognitive and Affective Neuroscience, 2(4): 313-322.
  5. Goldin, P. R., & Gross, J. J. (2010). Effects of mindfulness-based stress reduction (MBSR) onemotion regulation in social anxiety disorder. Emotion, 10(1): 83-91.
  6. Hölzel, B. K., Lazar, S. W., Gard, T., Schuman-Olivier, Z., Vago, D. R., & Ott, U. (2011). How Does Mindfulness Meditation Work? Proposing Mechanisms of Action From a Conceptual and Neural Perspective. Perspectives on Psychological Science, 6(6): 537-559.
  7. Hölzel, B. K., Ott, U., Hempel, H., Hackl, A., Wolf, K., Stark, R., & Vaitl, D. (2007) Differential engagement of anterior cingulate and adjacent medial frontal cortex in adept meditators and non-meditators. Neuroscience letters, 421(1): 16-21.
  8. Kabat-Zinn, J. (2005): Full catastrophe living: Using the wisdom of your body and mind to facestress, pain, and illness, Nueva York, NY, US, Delta Trade Paperback/Bantam Dell.
  9. Lazar, S. W., Bush, G., Gollub, R. L., Fricchione, G. L., Khalsa, G., & Benson, H. (2000). Functional brain mapping of the relaxation response and meditation. NeuroReport, 11(7): 1581-1585.
  10. Lutz, A., Dunne, J. D., & Davidson, R. J. (2007). Meditation and the Neuroscience of Consciousness: An Introduction. En: Zelazo, P., Moscovitsch, M., & Thompson, E. The Cambridge Handbook of Consciousness. Cambridge University Press. Cambridge, New York.
  11. Simón, V. M. (2006). Mindfulness y Neurobiología. Revista de Psicoterapia, 5-30.

3 comentarios de “¿Existe relación entre la práctica de Mindfulness y cambios cerebrales?

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