¿Qué es la lateralidad cruzada? ¿Existe alguna relación con los Trastornos del Neurodesarrollo?

Introducción

Una persona tiende a ser zurda o diestra, utiliza más la mano derecha o la izquierda, el pie izquierdo o el derecho, etc. De esta forma, la lateralidad o predominancia lateral podría definirse como por el o dominio o la preferencia de un lado sobre otro. No obstante, aunque, en la mayoría de las ocasiones, las personas tiendan a usar uno de los lados sobre el otro, existen diversas combinaciones de lateralidad [5]. Por tanto, la lateralidad podría ser definida como una compleja función de organización binaria de nuestro Sistema Nervioso Central.

Lateralidad y lateralización hemisférica

Al igual que los múltiples órganos que componen nuestro organismo, el cerebro, dispone de dos hemisferios o estructuras, encargadas de controlar las diferentes funciones del organismo [5]. Al mismo tiempo, estas estructuras o hemisferios que gobiernan las diferentes funciones presentan lateralización cortical, es decir, cada área de este órgano posee una función específica. En concreto, desde 1865, con las investigaciones llevadas a cabo por Paul Broca (1824-1880) se afirma que el hombre tiene una predominancia hemisférica izquierda, lo cual explicaría que la mayor parte de la población posea una amplia preferencia por el uso de la mano derecha [7].

Las investigaciones actuales sostienen que el pensamiento concreto y la imaginación estarían relacionados con el hemisferio derecho, mientras que el pensamiento lógico y abstracto se relacionaría con el hemisferio izquierdo [7].

Asimismo, este último se relacionaría con el procesamiento lingüístico analítico, lógico y secuencial o serial de la información mientras que el hemisferio derecho se relacionaría con tareas espaciales, como la percepción de la profundidad y de la forma [7]. No obstante, a pesar de los avances realizados, los resultados que avalan la relación entre existente entre lateralidad y lateralización hemisférica, hasta el momento, siguen siendo controvertidos. Sin embargo, de lo que no hay duda que ésta es una variable sumamente importante a la hora de establecer los diferentes aprendizaje y un factor a tener en cuenta si no se encuentra bien establecida. 

Trastornos asociados

Muchos son los autores que relacionan los problemas de aprendizaje de un niño con su lateralidad, achacando a la lateralidad contrariada, cruzada o no definida los problemas en la adquisición de habilidades [6].

Problemas de lectura

Ante un niño con dificultades, el retraso puede ser debido a múltiples factores entre ellos: retraso en la maduración, dificultades para discriminar entre izquierda y derecha o alteraciones en la lateralidad (zurdo contrariado, lateralidad cruzada o ambidiestra, entre otras) [10]. Un estudio reciente elaborado por Moyolas y colaboradores (2007) encontraron que los niños con lateralidad homogénea diestra obtuvieron mejores valoraciones en todos los ítems de aprendizaje que los niños con lateralidad homogénea zurda, los cruzados y los no confirmados [8]. Asimismo, los niños que discriminaban entre derecha e izquierda y se orientaban en el espacio obtuvieron mejores resultados respecto a los que no lo hacían [8]. Sin embargo, existen estudios que apuntan en la dirección opuesta no encontrado relación entre ambas variables [2,5]

Disortografía y disgrafía

La disortografía y la disgrafía, dificultades del aprendizaje, en ocasiones también se han relacionado con déficits en la adquisición de la lateralidad o lo que es lo mismo en la adquisición del esquema corporal [10]. Estas ideas no son recientes pues éstas ya fueron sostenidas hace años por Piaget (1984) o Le Boulch (1987). En concreto, a través de sus investigaciones, estos autores establecieron que déficits en la estructuración espacial, en la psicomotricidad, el esquema corporal o dificultades para distinguir entre izquierda o derecha podría provocar la aparición de estos trastornos [10]. Como en el caso anterior, existen investigaciones que establecen que no existe una relación significativa entre la lateralidad cruzada y la existencia de estos problemas del aprendizaje [2,5] .

Dislexia

Son muchos los autores que han tratado de esclarecer la relación existente entre la lateralidad cruzada y la presencia de dificultades en el aprendizaje tales como la dislexia. Al igual que en el caso anterior, dicha idea no es reciente pues ya en 1937 Orton, a través de sus investigaciones sostuvo la relación existente entre este trastorno y una mala lateralidad [7]. En esta línea, son varios los autores que afirman que en muchos casos de dislexia se constata una dominancia cruzada de mano y ojo [7]. En la actualidad, las investigaciones realizadas, a través del desarrollo de las modernas técnicas e instrumentos sostienen esta idea, ya que se ha observado asimetrías cerebrales en niños disléxicos [6]. Nuevamente, existen estudios que no constatan la relación entre ambas variables [2,5].

TDAH

Algunos autores señalan la estrecha relación existente entre la lateralidad cruzada y la presencia de TDAH [9]. No obstante, en la actualidad los datos no son del todo concluyentes, pues hasta el momento, los resultados no muestran una relación significativa entre ambas variables. En esta línea, un estudio llevado a cabo por Poeta y Rosa-Neton (2007), cuyo objetivo principal fue analizar la relación existente entre determinadas dificultades motoras y la aparición del trastorno, descartó la lateralidad cruzada como una variable estrechamente ligada al TDAH, ya que no encontraron diferencias significativas entre presentar una lateralidad homogénea o cruzada, en consonancia con otros estudios realizados. No obstante, coinciden en señalar esta variable como un posible factor de riesgo [8].

¿Tratamiento de la lateralidad?

Existen gran variedad de tratamientos sin base científica, pese a lo cual son utilizados en ocasiones dado el miedo existente a dar medicación a un niño y el amplio margen de beneficio para profesionales de diferente índole [1,11]. Un ejemplo de ello, serían los tratamientos de lateralidad cruzada, cuyo fin último es intentar mejorar un supuesto defecto en la lateralización, mejorando la conexión entre los hemisferios cerebrales a través de ejercicios que refuerzan el cuerpo calloso, como andar a la pata coja, y otras cosas similares. Sin embargo, hasta el momento no se ha demostrado su eficacia [1,11]. 

Conclusiones

No todos los estudios concluyen que existe una relación directa entre la lateralidad cruzada y ciertas dificultades en el aprendizaje, hay autores, incluso, que afirman que tener esta lateralidad cruzada puede producir un talento especial y, por tanto, son personas más idóneas en profesiones que la requieran [7]. Por todo ello, se hace patente la necesidad de realizar más investigaciones con el fin de esclarecer la relación existente entre esta variable y la aparición de otros trastornos.

Sin embargo, a pesar de la heterogeneidad de los datos, parece ser que la investigaciones más actuales apuntan acerca de la no existencia de relación entre ambos factores. Por lo tanto y, partiendo de la anterior afirmación, podemos establecer que la lateralidad cruzada no sería un factor a tener en cuenta cuando hablamos de estos Trastornos del Neurodesarrollo [2]. De esta forma, la intervención de estos niños y niñas debería centrarse tanto en sus dificultades conductuales como cognitivas, dejando a un lado esta variable.

Referencias bibliográficas

  1. del Río, J. E. (2014). Trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH).Cuadernos del Tomás, (6), 117-130.
  2. Ferrero, M., West, G., & Vadillo, M. A. (2017). Is crossed laterality associated with academic achievement and intelligence? A systematic review and meta-analysis. PloS one12(8).
  3. Manga, D., & Campos, F. R. (1986). La aproximación neuropsicológica a la dislexia evolutiva: lateralización hemisférica e implicaciones educativas. Infancia y Aprendizaje: Journal for the Study of Education and Development, (34), 57-75.
  4. Márquez, S. (1998). Análisis de la lateralidad y la eficiencia manual en un grupo de niños de 5 a 10 años. European Journal of Human Movement, (4), 131-139.
  5. Medina, A. R. (1984). La especialización funcional hemisférica y la lectura. Una revisión teórica. Anales de Psicología/Annals of Psychology, 1, 181-206.
  6. Natsopoulos, D., Koutselini, M., Kiosseoglou, G., & Koundouris, F. (2002). Differences in language performance in variations of lateralization. Brain and language, 82(2), 223-240.
  7. Pi, M. C. M., Aparicio, A. V., & Masia, J. R. (2010). Relación entre la lateralidad y los aprendizajes escolares/Relation between Laterality and School Learning. Apunts. Educació Física i Esports, (101), 32.
  8. Poeta, L. S., & Rosa-Neto, F. (2007). Evaluación motora en escolares con indicadores del trastorno por déficit de atención/hiperactividad. Rev Neurol,44(3), 146-149.
  9. Reid, H. M., & Norvilitis, J. M. (2000). Evidence for anomalous lateralization across domain in ADHD children as well as adults identified with the Wender Utah rating scale. Journal of Psychiatric Research, 34(4), 311-316.
  10. Valhondo, A. M. (1994). Psicología de la educación psicomotriz. Universidad de Oviedo.
  11. Vicario, M. I. H., & Esperón, C. S. (2008). Trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH). Pediatría Integral, 177-197.

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