Neuroeducación: ¿la biología determina los aprendizajes?

Introducción a la Neuroeducación

Los profesionales de los ámbitos educativos se encuentran con gran cantidad de problemas de orden neurológico que dificultan o imposibilitan su labor. Los trastornos por déficit de atención, hiperactividad o mala gestión del impulso generan problemas en la implementación de los programas de enseñanza-aprendizaje reglados. En otras palabras, los profesionales de la educación se encuentran con población estudiantil cuyas predisposiciones biológicas dificultan la obtención de los objetivos curriculares. Estos profesionales de la educación se apoyan en profesionales clínicos de centros de atención temprana o neurodesarrollo pretendiendo entender las características de estas deficiencias de orden biológico y su potencial disruptor en los procesos de enseñanza-aprendizaje.

A partir de esta interacción entre profesionales de la neurociencia y los profesionales educativos se desarrollan herramientas interventivas orientadas a compensar estas deficiencias bajo el concepto unitario de neuroeducación. Este concepto, cada vez mas habitual en los foros de discusión sobre neurociencia, muestra una gran cantidad de definiciones mas o menos acertadas. 

¿La biología determina los aprendizajes?

Estas primitivas deficiniones (no en cuanto a que carezcan de solidez sino en cuanto a que son las primeras que se han desarrollado) plantean que las variables biológicas del sistema nervioso (variables neurológicas) determinan la capacidad de aprendizaje del individuo. Esta premisa es innegable, dado que un sistema nervioso con carencias no funcionará con la misma eficacia que un sistema nervioso óptimo.

Desde esta perspectiva, el componente biológico determinará el rendimiento en la capacidad de aprendizaje. Existen estudios, por ejemplo, que nos hablan de diferencias estructurales cerebrales en los niños que padecen determinadas patologías como el TDA-TDAH. Las particularidades biológicas determinan los problemas que estos niños encuentran a la hora de alcanzar los objetivos curriculares.

Esta consideración motiva la principal característica de las primeras definiciones de la Neuroeducación: la visión patologicista, es decir, como los problemas neurológicos (estructurales o dinámicos) generan los problemas que los niños tienen para desarrollar una adecuada vida escolar. Ante estas situaciones, los profesionales de perspectiva neurológica aportan explicaciones sobre las causas de las particularidades biológicas y las consecuencias sobre los procesos cognitivos y, en consecuencia, sobre los procesos de aprendizaje.

¿Los aprendizajes determinan la biología?

Un estudio profundo del sistema nervioso nos genera situaciones difícilmente explicables desde la perspectiva patologicista. Si bien el sistema nervioso determina el tipo de aprendizajes y la calidad de los mismos, las experiencias que hemos tenido en nuestra vida pueden modificar el sistema nervioso.

A partir del estudio de las estructuras cerebrales de los taxistas de Londres, donde se observó que las áreas neuronales responsables del procesamiento de información espacial son significativamente mas grandes que las del resto de personas, encontramos planteamientos incompatibles desde la perspectiva patologicista: el aprendizaje modifica el sistema nervioso. Si cabe la posibilidad de que mi experiencia pueda modificar la propia morfología cerebral y, en consecuencia, su dinámica, la relación de dominación unilateral de la variable biológica sobre la capacidad de aprendizaje debe matizarse. A partir de esto, la definición patologicista de la Neuroeducación queda en una situación de bloqueo conceptual.

¿Qué es el aprendizaje?

El aprendizaje es un concepto muy abstracto de difícil especificación. Dentro de las múltiples definiciones que encontramos del mismo, la más concreta desde la perspectiva biológica es que el aprendizaje es la modificación del sistema nervioso a través de la experiencia. Es decir, que tener determinadas experiencias pueden cambiar la organización del sistema nervioso de forma que éste se torna sensible a analizar información antes no considerada o a organizarla de forma diferente. Como consecuencia, el cerebro cambiará para organizar, representar y construir mentalmente el mundo a partir de sus experiencias. Si bien esta definición de aprendizaje es de base neurológica, encaja perfectamente con los modelos enseñanza aprendizaje en los que se pretende proporcionar experiencias regladas que permitan alcanzar niveles mas complejos de organización de la información y en consecuencias, poder enfrentarse a tareas menos rudimentarias con éxito. 

¿Quién es el que aprende desde la perspectiva de la Neuroeducación?

Si bien el sistema nervioso es el sustrato necesario sobre el que se realizan los aprendizajes, es la mente la que aprende. Y la mente puede aprender en función de las unidades de información que conoce, es decir, del grado de organización arquitectónico o madurez. Una mente más madura es capaz de manejar información mas compleja y, en consecuencia, de resolver tareas mas elaboradas. Una mente mas inmadura será incapaz de manejar el tipo de información necesario para resolver la tarea y, en consecuencia, su rendimiento se verá afectado.

El grado de organización mental depende de las experiencias previas a las que se ha sometido el sistema nervioso, es decir,  de los aprendizajes previos. Los aprendizajes previos habrán modificado el sistema nervioso de forma que lo habrán hecho sensible a procesar esta nueva información a la que nos enfrentamos, determinando el éxito de futuros aprendizajes. Este matiz es el que proporciona la variable “pedago” en la ecuación, dado que son los responsables de los procesos educativos los que conocen el orden y el grado de complejidad en el que tienen que proporcionarse las experiencias pedagógicas para que este proceso jerárquico acontezca de forma adecuada.

Definición de Neuroeducación

A partir de esta definición de aprendizaje podemos considerar la Neuroeducación como el estudio de la relación bidireccional entre el grado de organización mental y las variables neurobiológicas de un individuo como responsable de las capacidades de aprendizaje.

El matiz diferencial consiste en que son el grado de organización mental y el sustrato neuronal los que determinan la capacidad de aprendizaje. Esta definición, al presentar dos actores responsables de un fenómeno, permite que los profesionales pedagógicos y los profesionales neurológicos puedan interrelacionar sus trabajos al mismo nivel. Mientras que, las anteriores definiciones, solo los profesionales neurológicos aportaban información unilateralmente, quedando los profesionales pedagógicos como meros receptores de información o constatatores de hipótesis. 

Referencias bibliográficas

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