Trastorno del Aprendizaje No Verbal: más que una alteración psicomotora

verbal

Introducción

El Trastorno del Aprendizaje No Verbal (TANV) comprende una serie de alteraciones en las funciones psicomotoras, visuoespaciales, psicosociales y afectivo-emocionales que repercuten en el desempeño académico y el desarrollo personal y social [1,2,3]. Es un trastorno que suele pasar inadvertido porque, junto a dichas alteraciones existen funciones lingüísticas que se encuentran preservadas, lo que conlleva que se vayan alcanzando logros en ciertas habilidades académicas dentro de la normalidad, atribuyéndose los síntomas no verbales a características personales (torpeza, inmadurez, etc.) [2,3]. 

Primeras descripciones del TANV

Las primeras descripciones del TANV datan de 1971 pero fue en 1982 cuando Rourke estableció este trastorno como un subtipo del trastorno del aprendizaje. Propuso el primer modelo etiológico basado en las discrepancias funcionales entre el hemisferio derecho y el hemisferio izquierdo [2,3] y estableció una serie de déficits para describir las alteraciones neuropsicológicas del TANV:

  • Déficit primarios: percepción táctil y visual, psicomotricidad gruesa y adaptación a lo novedoso
  • Alteraciones secundarias: atención táctil y visual y en la conducta exploratoria).
  • Déficit terciarios: memoria táctil y visual, en formación de conceptos y en la capacidad de resolución de problemas
  • Déficit en algunas dimensiones del lenguaje: praxias orales, prosodia, contenidos y pragmática

Respecto a las habilidades preservadas, el autor refiere la percepción auditiva y el uso de material conocido, las cuales influyen positivamente en la atención auditiva y verbal y, éstas a su vez, en la memoria auditiva y verbal [2,3,4].

Neurobiología

Rourke también destacó que las alteraciones neuropsicológicas que se dan en el TANV podrían tener su origen en la sustancia blanca cerebral. Observó la presencia del mismo perfil neuropsicológico en distintas entidades neurológicas, en las que la sustancia blanca del hemisferio derecho (HD) se encuentra alterada, y explicó que la expresión del fenotipo clásico de los TANV dependería de la cantidad de sustancia blanca disfuncional [1].

Asimismo, existen estudios de neuroimagen que revelan ligeras anomalías en el HD especialmente, en las fibras que conectan ambos hemisferios entre sí. Y, en ocasiones, el daño en el HD no es observable, pero la evaluación neuropsicológica sugiere una disfunción en dicho hemisferio [3]. Otros autores apuntan que el TANV podría estar relacionado con una disfunción bilateral del sistema parietoocipital y en las conexiones entre ésta y las estructuras del sistema estriado y del cerebelo [4].

Sin embargo, la causa que produce estas disfunciones en las estructuras cerebrales no está concretada. Sí existen diferentes trastornos que cursan con la sintomatología del TANV en mayor y menor grado (síndromes de Asperger, Williams o Turner, Hidrocefalia, traumatismos cranoencefálicos, etc.) y que señalan la hipótesis de un continuo donde se expresan desde algunas a todas las alteraciones que definen el TANV y con distintos niveles de gravedad [2].

Aspectos afectados en el TANV

A continuación se detallan algunos de los aspectos alterados en los pacientes con Trastorno del Aprendizaje No Verbal.

Funciones visuoespaciales/visoconstructivas

Se han detectado alteraciones en la percepción visual, las cuales funciones repercuten en las praxias constructivas y en la comprensión de la información no verbal [4]. Pueden presentar dificultades para recordar e identificar las letras (memoria visual) y para utilizar la secuencia correcta de trazos a la hora de escribir los diferentes grafemas (memoria visual secuencial y habilidades visoconstructivas) [1]. Así, les cuesta copiar, distribuir y/o organizar lo que plasman en el papel, dibujar, leer y pintar mapas y hacer rompecabezas [1]. Para ellos es difícil tanto adquirir, comprender y automatizar las operaciones matemáticas, como el cálculo operacional (les cuesta alinear las cifras para hacer la operación aritmética) y en el razonamiento matemático que requiere de representación visuoespacial [4]. También se ha observado una relación entre los problemas visoespaciales y la adquisición de los conceptos de dinero y las medidas métricas, así como que no se benefician de la instrumentación tecnológica para el aprendizaje debido a sus déficit en representación de imágenes [4]. Estas alteraciones en la función visoespacial/visoconstructiva concuerda con el hecho de que puntúan más alto en la escala verbal que en la manipulativa (diferencia mayor de 12 puntos), al ser evaluados con la escala de inteligencia Wechsler para niños revisada (WISC-R) [4].

Coordinación motora

El desarrollo de la coordinación motora se encuentra alterado y se manifiesta mediante disfunciones motoras, tanto en motricidad fina como gruesa (reflejos alterados, retraso en las adquisiciones motoras, mala coordinación y torpeza general) [4]. Estas alteraciones motoras van a repercutir a distintos niveles:

  • Habilidades académicas: dando lugar a disgrafía o problemas a la hora de recortar, pintar, uso del punzón o trabajos manuales; e
  • Actividades de la vida diaria: vestirse, abrocharse, anudar, subir escaleras o manipular cubiertos, etc.
  • Deporte: nadar, lanzar o botar el balón o montar en bici, entre otros

Lenguaje

Dentro de este aspecto se podría hacer una división entre elementos del lenguaje relativamente preservados y otros que se encuentran alterados. Presentan una habilidad dentro de la normalidad a la hora de disponer gramaticalmente las palabras dentro de las oraciones. Algo similar ocurre y en lo referente a los sonidos del lenguaje. En otras palabras, la fonología y la morfosintaxis están preservadas [2], aunque existen estudios recientes que indican que, a pesar de encontrarse generalmente dentro de la normalidad, suele encontrarse en los límites bajos de ésta [4]. Sin embargo, el uso y la comprensión de la semántica (significado de palabras), la pragmática (normas sociales subyacentes al uso del lenguaje) [3] y la prosodia del lenguaje (entonación dada al lenguaje que modifica su significado) muestran un funcionamiento alterado. Lo diferentes estudios realizados indican que el lenguaje espontáneo carece de entonación, no se acompaña de comunicación gestual apropiada, muestra poco contenido y el discurso es desorganizado [2, 3, 4]. Estos niños son capaces de leer mecánicamente pero el nivel de comprensión del texto es bajo [2,3]. Los problemas en la comprensión del lenguaje derivan de una dificultad para interpretar las palabras cuyo significado está siendo modificado en función del contexto [4], de la entonación (ironías, dobles sentidos) o de la información no verbal del interlocutor (miradas, gesticulaciones, expresiones faciales, etc.). Todo ello, hace que aunque literalmente entiendan la semántica de las palabras y oraciones, no sean capaces de procesar otros significados. 

Área Afectivo-Social

Teniendo en cuenta los déficit lingüísticos anteriores y sabiendo que cuando nos comunicamos con otros, aproximadamente el 65% la información es transmitida de forma no verbal, es lógico pensar que las interacciones sociales de los niños con TANV se ven perjudicadas [1]. Con tal pérdida de información la comprensión de lo que los demás quieren transmitir se ve mermada y da lugar a malinterpretaciones, interpretaciones literales o juicios erróneos [1]. Por otro lado, los problemas motores que presentan los niños con el TANV, pueden influir a la hora de que participen y se integren socialmente, sobre todo, en lo referente a las actividades deportivas. Ya que sus destrezas no son las mismas que las de sus iguales, pueden no querer evidenciarlas por miedo a ser rechazados. Así, existe una tendencia al aislamiento derivada de sus dificultades para resolver problemas y enfrentarse a situaciones novedosas. Por ello, pueden aparecer síntomas ansiosos y/o depresivos y baja autoestima. Sin embargo, sin estudios sobre dicha sintomatología, no sabemos si proviene de las repercusiones negativas que reciben por lo que no pueden hacer o de la sensación de no ser capaces de hacer lo que se espera de ellos [2].

Situación actual

Actualmente, no contamos con criterios diagnósticos unánimes para el TANV. Si bien, existen un número limitado de investigaciones que arrojan algo de luz, este trastorno no está recogido como tal en el Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (DSM-IV-TR) y no existe una definición consensuada del mismo [2,3]. Por ello, dentro de la literatura referente al TANV ha sido definido desde distintas perspectivas (como perfil de alteraciones neuropsicológicas o como entidad global) y se le han dado diferentes denominaciones: dispraxia del desarrollo, trastorno de la coordinación y trastorno del aprendizaje procedimental, entre otras [4]. Nos encontramos con un trastorno del aprendizaje que aún se está estudiando y concretando a nivel explicativo. Así, las distintas investigaciones han dado lugar a diversos modelos e hipótesis acerca de sus causas, de sus sustratos anatómicos y de los procesos implicados. La prevalencia del TANV tampoco es clara, aunque podríamos intuir que su epidemiología es bastante menor a la de otros trastornos del aprendizaje, no existen estudios que lo avalen [2,3].

Referencias bibliográficas

  1. Colomé R., Sans A, López-Sala A, Boix C. Trastorno del aprendizaje no verbal: características cognitivo-conductuales y aspectos neuropsicológicos. Revista de Neurología 2009; 48 (Supl 2): S77-S81.
  2. García-Nonell C, Rigau-Ratera E, Artigas-Pallarés J. Perfil neurocognitivo del trastorno de aprendizaje no verbal. Revista de Neurología 2006; 43 (5): 268-274.
  3. Magallón S, Narbona J. Detección y estudios específicos en el trastorno del aprendizaje procesal. Revista de Neurología, 2009; 48 (Supl 2): S71-S76
  4. Rigau-Ratera E, García-Nonell C, Artigas-Pallarés J. Características del trastorno de aprendizaje no verbal. Revista de Neurología 2004; 38 (Supl 1): S33-S38.

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