¿Cómo es el cerebro de pacientes con Personalidad Múltiple?

Introducción

Dentro del grupo de los trastornos denominados como “trastornos disociativos” uno de los más conocidos es el trastorno disociativo de la personalidad, conocido coloquialmente como personalidad múltiple. El grupo de trastornos disociativos engloba todo ese grupo de trastornos en los que la identidad original del sujeto se ve dañada, disociada y fragmentada de la realidad, dando lugar a conductas que no se corresponden con actos que podrían esperarse o ser coherentes con la identidad original o que incluso, en algunos casos (como el que se describirá en este artículo), pueda dar a entender que alguien ha suplantado la identidad original y/o que existan diferentes conciencias e identidades dentro de un mismo cuerpo [7]. 

Definición de trastorno de personalidad múltiple

Con respecto al tema de la existencia de más de una conciencia habitando en un mismo cuerpo, esa afección tiene un nombre concreto. Es el conocido como trastorno psicológico la identidad del sujeto se disocia y en un mismo cuerpo pueden coexistir más de una personalidad, cada una con sus características y sus conductas específicas. A lo largo de la literatura tanto científica como artística se han descrito infinidad de casos de personas que mostraban diferentes comportamientos procedentes de diferentes personalidades. Expresado de otra manera, es como si dentro de un mismo cuerpo conviviesen varias personalidades diferentes, cada una con sus propias características.

Por citar un ejemplo literario clásico se puede mencionar al personaje de Doctor Jekyll que, a través de una pócima, se convierte en Mister Hyde, un individuo totalmente diferente al original; un ejemplo más reciente es el personaje de Kevin, protagonista de la película “Split” (conocida en España como “Múltiple”), un individuo que debido al maltrato sufrido en su infancia desarrolla otras 22 personalidades junto con la personalidad original, dando lugar a un individuo que presenta 23 identidades (Kevin, Dennis, Patricia, Hedwig…) aunque a lo largo del largometraje se narra que de un momento a otro una nueva personalidad totalmente diferente a las vistas anteriormente va a emerger [2, 6, 7].

Definición de personalidad

La primera pregunta que alguien puede plantearse ante la cuestión de cómo el cerebro puede verse afectado por la personalidad múltiple es comprender qué es la personalidad. De acuerdo a una definición de Pervin, la personalidad se entiende como el conjunto de cogniciones, conductas y emociones que dan coherencia a la vida de una persona. Como puede verse, la idea de la personalidad abarca mucho más que los pensamientos, incluyendo respuestas emocionales y conductas que van conjuntamente de forma lógica. Una vez definida la idea de personalidad es mucho más fácil comprender el fenómeno de la personalidad múltiple. Todo este conjunto de cogniciones, conductas y emociones propias de cada persona tienen un sustrato neural claramente identificado. El córtex prefrontal órbito-frontal (se verá más adelante su rol).

Caso Phineas Gage

Uno de los casos más conocidos es el de Phineas Gage, un operario de tren estadounidense del siglo XIX que por culpa de una explosión durante unas obras en la vía del ferrocarril recibió el impacto de una barra de hierro en el cráneo que le atravesó la cabeza de abajo a arriba, desde la mandíbula hasta la parte frontal superior del cráneo. Tras este incidente, en el cual se vio dañada cierta parte de su lóbulo frontal, Phineas Gage empezó a tener una conducta carente de regulación y poco acorde a las demandas del entorno, destacando principalmente características como la impulsividad y la agresividad en su vida cotidiana; debido a ese cambio tan brusco de personalidad y a la herida tan notoria que presentaba en el cráneo, acabó sus días como atracción de un circo [4, 5]. 

Sustratos neurales de la personalidad múltiple

Con los conceptos de personalidad y trastorno disociativo de la personalidad (personalidad múltiple) definidos, se puede ahondar mejor en los sustratos neurales de dicha patología. No cabe duda de que hace falta que exista una corteza frontal que no sea capaz de funcionar correctamente; el caso es saber cómo funciona esa anomalía. Se sabe que eventos como el maltrato infantil o la falta de cuidados en la infancia puede favorecer la aparición de estos desórdenes de personalidad como mecanismo de defensa ante las circunstancias que se están viviendo. Cuando surgen bajo estas circunstancias (especialmente en maltrato infantil) son parte de un mecanismo de defensa que ayuda al individuo a llevar mejor el maltrato.

Este tipo de eventos traumáticos tienen su repercusión en ciertas regiones del lóbulo frontal, concretamente en la región prefrontal órbito-frontal (como en el caso de Phineas Gage, pero su caso fue especial porque se debió a que una barra de hierro le atravesó una parte del cráneo). Dicha región cortical se encarga de configurar nuestra personalidad y adaptarse a las situaciones y a las demandas del entorno, y su daño puede causar serios problemas en las personas; es sabido que gracias a esta región podemos regular nuestra conducta y adaptar nuestras respuestas en función a las demandas del entorno. Es más, se sabe que en pacientes esquizofrénicos existen alteraciones de este lóbulo y, unido a la descompensación de neurotransmisores, provocan las conductas no ajustadas al entorno.

Estudios de neuroimagen

En estudios realizados con tomografía de emisión de positrones se han apreciado diferentes patrones de actividad cortical en mismas personas con diferentes personalidades (cada una con su patrón diferente) y también en estudios en los que se empleó tomografía computerizada de emisión de un fotón se han visto anomalías no solamente en regiones órbito-frontales de ambos hemisferios (hipoperfusión) sino que también en la región temporal lateral del hemisferio dominante hallaron anormalidades (híperperfusión) [3, 4, 5].

Terapias para tratar el trastorno múltiple de personalidad

Una vez planteado todo lo que involucra la personalidad múltiple, se puede proceder a analizar cómo tratar a la gente con personalidad múltiple para que puedan llevar una vida cotidiana lo más tranquila posible. Es lógico pensar que debido a la existencia de diversas personalidades dentro del cuerpo del sujeto haya que proceder de tal modo que la terapia se ajuste todo lo posible a las diferentes personalidades. La investigación desde los ámbitos experimental y clínico ha demostrado que existen ideas como el seguimiento de la terapia durante varias sesiones con tratamientos específicos de desórdenes disociativos ayuda a mantener una estabilidad dentro del individuo.

Tratamiento

En un caso clínico se ha seguido un tratamiento siguiendo un esquema AB en el que había una sesión de medidas de respuestas del sujeto para luego acompañarla de una sesión de tratamiento que se supervisa a lo largo de diversas jornadas y se observa una mejora considerable. En otros casos, se empleó terapia grupal para tratar en una misma sesión a diferentes pacientes y se observaron mejorías en cada uno de los pacientes durante la sesión conjunta. A pesar de estos resultados positivos, hay que tener en cuenta que durante la recogida de datos y su análisis se ha tenido en cuenta que estos resultados han de ser vistos con cautela porque la ausencia de un grupo control impide comprobar la verdadera capacidad de mejora de las terapias realizadas [1]. 

Referencias bibliográficas

  1. Brand, B. L., Classen, C. C., McNary, S. W., & Zaveri, P. (2009). A review of dissociative disorders treatment studies. The Journal of nervous and mental disease, 197(9), 646-654.
  2. Maesyaroh, S., Erik Rusmana, S. S., & Hum, M. (2017). An Analysis of Dissociative Identity Disorder in RL Stevenson’s The Strange Case of Dr. Jekyll and Mr. Hyde. Siti Maesyaroh 127010061 (Doctoral dissertation, Sastra Inggris).
  3. Sar, V., Unal, S. N., & Ozturk, E. (2007). Frontal and occipital perfusion changes in dissociative identity disorder. Psychiatry Research: Neuroimaging, 156(3), 217-223.
  4. Sinche, C., & Patricia, S. (2015). Personalidad y violencia.
  5. Torregrossa, M. M., Quinn, J. J., & Taylor, J. R. (2008). Impulsivity, compulsivity, and habit: the role of orbitofrontal cortex revisited. Biological psychiatry, 63(3), 253.
  6. Thompson, S. J. (2017). Split [Book Review]. News Weekly, (2989), 18.
  7. Tuisku, K., & Haravuori, H. (2016). Psychiatric visual expression interview in dissociative disorders. Psychiatria Fennica, 47, 50-75.

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