Dislexia del desarrollo: más que un Trastorno de la Lectura

dislexia

Introducción

La adquisición de habilidades a lo largo de la infancia se consigue a través de un proceso de aprendizaje continuo que facilita el desarrollo de las capacidades. Dentro de este proceso de aprendizaje las exigencias del contexto escolar pueden evidenciar dificultades a la hora de alcanzar las competencias requeridas. La evaluación de dichas dificultades es esencial para determinar si éstas implican la existencia de un trastorno del aprendizaje.

En la actualidad, existen tres tipos de trastornos específicos del aprendizaje en función de qué habilidad se encuentre comprometida. En este artículo profundizaremos acerca de la dislexia o el Trastorno del Aprendizaje de la Lectura. 

¿Qué es la dislexia?

La dislexia es la dificultad o menor capacidad para el aprendizaje de la lectura, la cual no está influida por el nivel intelectual, problemas emocionales ni sociales.

Es uno de los trastornos del aprendizaje más estudiado, cuya investigación ha dado lugar a diversas acciones que van desde las encaminadas a localizar anatómicamente los déficits, hasta las de cuestionarse su calidad de trastorno.

De entre las últimas, Artigas (2009) aporta una visión diferente resaltando la relación de este cuadro clínico con el hecho de que la lectura es fruto del desarrollo cultural y, por tanto, no tenemos que estar biológicamente preparados para aprender a leer [3].

No obstante, actualmente, se entiende como un trastorno del procesamiento fonológico que impide el aprendizaje de la lectura por la no asociación y manipulación correctas de las letras y sus sonidos.

¿Cómo podríamos definir la dislexia?

La dislexia del desarrollo fue definida por la Federación Mundial de neurología como “un trastorno que se manifiesta por la dificultad para el aprendizaje de la lectura a pesar de una instrucción convencional, una adecuada inteligencia y oportunidades socioculturales.

Depende de alteraciones cognitivas cuyo origen frecuentemente es constitucional” [2,3]. Otra forma de definirla, según la Asociación Internacional de la Dislexia (2003), es como “un trastorno específico del aprendizaje cuyo origen es neurobiológico.

Se caracteriza por dificultades en la precisión y/o fluidez en el reconocimiento de las palabras y pobres habilidades ortográficas y de decodificación.

Estas dificultades típicamente resultan de un déficit en el componente fonológico del lenguaje que con frecuencia es inesperado en relación a otras habilidades cognitivas y a la instrucción escolar recibida. D

entro de las consecuencias secundarias se incluyen problemas en la comprensión lectora y una experiencia en la lectura reducida que limitan el crecimiento del vocabulario y el manejo de información” [6].

Trastorno Específico del Aprendizaje: la dislexia

Dentro del DSM-V (APA 2013) las dificultades del aprendizaje se agrupan en una sola categoría como Trastorno Específico del Aprendizaje, y se especifican como: con dificultad matemática, con dificultad en la lectura o con dificultad en la expresión escrita. Los criterios diagnósticos son los siguientes:

  1. Dificultades en el aprendizaje y las habilidades académicas resistentes a la intervención, durante al menos 6 meses, expresadas por alguno de los siguientes síntomas: errores, lentitud o sobreesfuerzo en la lectura, dificultades en la comprensión de lo leído, dificultad al deletrear, dificultad en la expresión escrita, dificultad en el manejo de conceptos y/o datos numéricos en el cálculo, dificultades en el razonamiento matemático.
  2. La evaluación clínica individual y estandarizada confirma que las habilidades académicas están significativamente por debajo de lo esperado para su edad, e interfieren también significativamente en el rendimiento académico o las actividades de la vida diaria.
  3. Las dificultades aparecen durante la escolarización, pero pueden no evidenciarse completamente hasta que la capacidad individual del niño no alcanza el nivel exigido en las habilidades académicas.
  4. Estas dificultades no se deben a discapacidad intelectual, problemas visuales o auditivos, trastornos mentales o neurológicos, adversidad psicosocial, inadecuada instrucción académica o falta de competencia en el lenguaje [1].

Clasificación: tipos de dislexia

Tradicionalmente la clasificación de la dislexia del desarrollo se ha basado en los modelos teóricos de procesamiento lingüístico.

Dichos modelos intentan describir que el procesamiento léxico, que tiene lugar después del análisis visual, se lleva a cabo mediante el uso de la vía léxico-visual y de la fonológica-auditiva.

La vía léxico-visual implica una asociación directa entre la palabra escrita y su significado, es decir, se hace un reconocimiento global de las palabras a través de sus rasgos visográficos y al ver la palabra se activa el significado inmediatamente.

Gracias a esta vía se agiliza la lectura de palabras que ya conocemos. En cambio, la vía fonológica-auditiva, conlleva convertir los grafemas en fonemas y utilizar éstos últimos para acceder a su significado, es decir, identifica las letras que componen las palabras y recupera los sonidos aplicando las reglas de conversión grafema-fonema (RCGF) para acceder al significado.

Mediante esta vía aprendemos nuevas palabras porque nos permite leer aquellas que son desconocidas [6].

Dislexia superficial

La dislexia superficial se manifiesta cuando la vía léxica está dañada. El niño no es capaz de hacer una lectura global de la palabra y recurre a la conversión grafema-fonema para acceder al significado.

Muestra una lectura lenta y costosa, con dificultad para leer palabras irregulares que compensa intentando regularizarlas aplicando las RCGF. Como se apoya en el sonido de las palabras se confunde con aquellas que son homófonas aunque su grafía sea distinta (“b” y “v”) y también comete errores de acentuación, de adiciones, omisiones o sustituciones de letras o sílabas, y en las palabras largas.

Los déficits repercuten en la lectura y la escritura, en aquellas letras y números que comparten la misma grafía pero se orientan en distinta dirección (q-b, 9-6, al-la, etc.) y comprometen la comprensión del texto [5,6].

Dislexia fonológica

Se expresa, en los casos en los que la vía fonológica es la que está dañada, con alteraciones psicolingüísticas que inciden en la dificultad para la conversión de los grafemas en fonemas.

El niño se apoya en la vía léxico-visual para poder leer, lo que le facilita la lectura de palabras que ya conoce o de uso frecuente, pero sus dificultades se evidencian ante palabras que desconoce, infrecuentes o pseudopalabras.

De esta manera, tenderá a cambiar las letras o sílabas de dichas palabras para producir otras que conozca o que tengan similitud visual (lexicalización).

La lectura es más rápida que en el tipo anterior, pero cometen un mayor número de errores tipo: adiciones, omisiones, sustituciones o inversiones de letras o sílabas; derivativos, por los que mantienen la raíz de la palabra y cambian el sufijo; y cambiar las palabras función, ya que carecen de significado (“el” por “un”).

Dichos errores también se observan en la escritura y disminuyen el nivel de comprensión lectora [5,6].

Dislexia mixta

Es el tipo de dislexia más común y de mayor gravedad. Las dos vías implicadas en la lectura están afectadas por lo que se da una combinación de déficits de los dos tipos anteriores.

Destacan los problemas a la hora de codificar y descodificar en fonemas, copiar al dictado y su comprensión lectora es muy pobre [5].  

Prevalencia

La dislexia es el trastorno de aprendizaje que se da con mayor frecuencia, su prevalencia en países de habla inglesa se encuentra entre el 5-10%.

En países de habla hispana se estima una menor prevalencia ya que se considera más fácil aprender que a un determinado grafema le corresponde un determinado fonema, algo que no ocurre en el inglés donde pueden ser varios sonidos para unas mismas letras.

En relación al género se da casi en el mismo porcentaje (1,5:1) en niños y niñas [5,6].

¿Es la dislexia comórbida a otros trastornos?

Existe comorbilidad entre dislexia y trastorno específico del lenguaje o trastorno fonológico. Ambos pueden afectar a la capacidad lectora ya que comparten mecanismos lingüísticos, sin embargo, no todos los que padecen uno de estos dos trastornos también padece dislexia, ni viceversa.

También se sabe, que el trastorno de la coordinación motora tiende a darse a la vez que algún trastorno del aprendizaje (50%), pero no se asocia de forma significativa a alguno de ellos [3].

Los trastornos con los que se ha descrito mayor comorbilidad con dislexia son la disgrafía, la discalculia y el trastorno de déficit de atención/hiperactividad.

El primero, relacionado con la capacidad de producir palabras escritas de forma correcta, está tan asociado a la dislexia, que más que un trastorno comórbido podría incluirse dentro del cuadro disléxico.

Las investigaciones acerca de los segundos, en relación a la dislexia, apuntan a que comparten bases genéticas y cognitivas. [2,3,4].

Referencias bibliográficas

  1. American Psychiatric Association (2014). Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-5), 5ª Ed. Madrid: Editorial Médica Panamericana
  2. Artigas, J. (2000) Disfunción cognitiva en la dislexia. Revista de Neurología 1: 115-124
  3. Artigas-Pallarés, J. y Narbona, J. (2011) Trastornos del Neurodesarrollo. Barcelona. Viguera.
  4. Cuetos Vega, F. (2001) ¿Por qué cometen errores los pacientes afásicos? Revista de Neurología 32 (10): 970-974
  5. Portellano, J.A. (2007) Neuropsicología infantil. Madrid. Síntesis.
  6. Rosselli, M. (2010) Neuropsicología del Desarrollo Infantil. México. Manual Moderno.

4 comentarios de “Dislexia del desarrollo: más que un Trastorno de la Lectura

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